Miguel Fernández Galán Graduado en psicología Diario.
La Ley, Nº 42, Sección
Legal Management, 10 de Septiembre de 2020, Wolters Kluwer
Resumen
El miedo escénico es una reacción intrínseca al acto de hablar en público,
dándose esta vivencia en los abogados, en diversos grados, durante sus
intervenciones profesionales en sala. No obstante, éste es susceptible de ser
gestionado eficazmente acudiendo a diversas herramientas de carácter
psicológico, todo ello con el fin de ejecutar satisfactoriamente su actividad
forense. En esta publicación revisaremos aquellas estrategias destinadas al
afrontamiento efectivo de dicho temor desde un prisma psicológico, estableciendo
paralelismos entre lo expuesto y los hallazgos de la Psicología del Aprendizaje.
El éxito de tu presentación vendrá dado no por el conocimiento que transmitas
sino por el que reciba el público.Lily Walters
De todos es sabido que el temor escénico no es ajeno al ejercicio
del derecho. Cabe señalar que, tal y como nos indica el autor Óscar F. León en
su artículo «El abogado ante el temor escénico en juicio» (2016), todos los
juristas durante sus primeras intervenciones han sufrido de este temor, dándose
esta intensa vivencia incluso tras años de experiencia forense. A raíz de este
hecho podemos dirimir que el miedo escénico es una reacción intrínseca al acto
de hablar en público, si bien este se puede modular y gestionar eficazmente
acudiendo a diversas estrategias con el fin de realizar adecuadamente su labor
profesional (Galán, 2020). A la hora de superar dicho temor, resulta conveniente
acudir a los hallazgos realizados por la Psicología puesto que, a la par que
esta ciencia describe con precisión las causas psicológicas y neuropsicológicas
que dan pie a la existencia de esta dificultad e identifica acertadamente los
síntomas y componentes que lo conforman a nivel fisiológico, cognitivo y
afectivo, nos ofrece a su vez desde la rama de la Psicología del Aprendizaje una
serie de estrategias conductuales eficaces para el afrontamiento de fobias como
la que nos ocupa. Asimismo, contamos con la experiencia de oradores versados en
la materia de quienes podemos extraer aquellas estrategias y consejos más útiles
para abordar con éxito la tarea de defender un caso en situación de juicio,
observando cómo dichas estrategias, basadas en la experiencia de la profesión,
presentan claros paralelismos con lo planteado por la Psicología del
Aprendizaje, la Modificación de Conducta y, más específicamente aún, desde el
principio de Inhibición Recíproca. Profundizaremos en ello a continuación.
I. La
Psicología del Aprendizaje y el tratamiento del temor escénico.
Desde esta rama
de la Psicología, se considera a la ansiedad como un hábito desadaptativo
desarrollado en base a un aprendizaje erróneo que puede ser modificado y tratado
mediante la Modificación de Conducta con el objetivo de generar un hábito
adaptativo que incremente la calidad de vida del paciente. Se conoce como
Modificación de Conducta a la aplicación sistemática del conjunto de técnicas y
estrategias basadas empíricamente en los principios del aprendizaje tales como
el reforzamiento, el castigo o la extinción con el fin de incrementar, eliminar
o mantener la frecuencia de ciertas conductas, así como establecer nuevas
conductas en el repertorio conductual del paciente (Govinda & Jangir, 2018). El
principio básico de la Modificación de Conducta consiste en que en la medida en
que respondemos consistentemente a un estímulo de un modo particular se
conforman redes neuronales que sustentan dicho comportamiento reiterado y en
consecuencia se conforma un hábito comportamental (Govinda & Jangir, 2018). No
obstante, al igual que dicho hábito potencialmente desadaptativo se encuentra
sustentado en los principios del aprendizaje, podemos modificarlo valiéndonos de
los mismos principios que lo conformaron en primer lugar mediante la aplicación
consistente y reiterada de ciertas estrategias conductuales en presencia del
estímulo ansiógeno. Respecto al temor escénico en situación de juicio, el
objetivo consistirá en propiciar, incrementar y mantener conductas alternativas
a la respuesta de miedo ante el estímulo percibido como amenazante mediante
técnicas de Modificación de Conducta.
Dichas conductas alternativas se sustentan
a su vez en el principio de Inhibición Recíproca, desde el cual se persigue
generar una respuesta incompatible a la de temor ante la presencia del estímulo
temido con el fin de contrarrestar la respuesta de ansiedad que genera el
estímulo fóbico de situación de juicio (Govinda & Jangir, 2018).
En otras
palabras, realizando de forma consistente y pormenorizada estrategias
conductuales incompatibles con la respuesta de miedo habitual hasta el momento,
lograremos suavizar, reducir y/o eliminar las sensaciones de malestar que hasta
entonces nos ha generado la situación temida, propiciando un desempeño laboral
óptimo y adecuado a la exigencia del contexto en el que nos encontramos. La
eficacia de las técnicas de Modificación de Conducta se halla establecida para
el tratamiento de las fobias (Ganesan, 2008, 2009, 2010, 2011, & 2012, citado
por Govinda & Jangir, 2018).
En base a este aval científico, revisaremos desde
una perspectiva psicológica las estrategias aplicadas por profesionales como
Óscar F. León en su artículo «El abogado ante el temor escénico en juicio»
(2016), en el cual nos detalla todo un apartado relativo al afrontamiento de
dicho malestar titulado «Remedios contra el temor escénico». Consideramos
apropiado tomar dichas estrategias como ejemplos adecuados de afrontamiento del
temor escénico en situación de juicio puesto que, pese a que el profesional en
cuestión es abogado y no psicólogo, disponemos del aval de su trayectoria
profesional. Asimismo, tal y como señalamos previamente, estableceremos
paralelismos de dichas estrategias comportamentales con lo estipulado por la
evidencia científica recabada por la Psicología del Aprendizaje.
II. Revisión de
las estrategias ofrecidas por el abogado Óscar F. León (2016).
Con el fin de
exponer dichas técnicas con mayor claridad, el autor divide en tres las fases
temporales relacionadas con el acto de intervención en el juicio oral: antes del
juicio, el día del juicio y durante el juicio.
1. Antes del juicio
1.º Estudio
del caso: La primera de las medidas a tomar frente al temor escénico se basa en
la preparación profunda y comprensiva del caso a defender, destacando el ensayo
de los interrogatorios y del informe oral. Dicho estudio previo al juicio
resulta coherente con la dificultad de la labor a emprender, puesto que tomando
el hipotético caso del orador que no conozca y prepare adecuadamente la materia
a exponer, su ansiedad se encontrará basada primordialmente en la negligencia
así como en la falta de responsabilidad y conciencia de la exigencia de la
situación más que en otros factores a discutir más adelante. En consecuencia,
resulta esencial manejar con maestría la materia a tratar en base a la cual
podamos trabajar el resto de estrategias conductuales.
2º Aceptar que cierto
grado de temor escénico estará presente previo a la intervención: estar
preparados para el discurso no sólo implica la preparación teórica del caso. A
su vez, resulta de gran ayuda ser conscientes de que, ante dicho contexto de
juicio, probablemente experimentaremos un mayor o menor grado de temor escénico
o emoción oratoria, independientemente de nuestro grado de experticia en la
materia a tratar o de las experiencias previas de situaciones similares.
Asimismo, dicha previsión conlleva conocer en qué consiste el temor escénico y
cómo se manifiesta en nuestro organismo. Ser conscientes de antemano de todo
esto nos ayudará a manejar dicha ansiedad anticipatoria con mayor calma y
eficacia apoyándonos en la predictibilidad de sus síntomas. Tal y como señalan
los autores Mora y Saritama (2019): «… debe ver al miedo como un aliado, en
lugar de como una amenaza. Los síntomas de ansiedad deben entenderse como una
valiosa información que envía el cuerpo y que hay que aprender a gestionar
adecuadamente.»
3.º Considerar de antemano los eventos inesperados que puedan
surgir: en colación con lo previamente expuesto, otra técnica se basa en prever
las posibles circunstancias temidas que puedan tener lugar y que están
contribuyendo a la ansiedad anticipatoria propia del temor escénico.
Considerando de antemano dichos eventos negativos, podremos del mismo modo
cavilar qué actitudes y conductas de afrontamiento seremos capaces de aplicar en
caso de que sucedan. Variables temidas a considerar podrían ser las siguientes:
interrupciones por parte del juez o abogado contrario durante nuestro informe o
interrogatorio; posible limitación temporal a la hora de informar o interrogar;
falta de asistencia de alguna de las partes o testigo, etc. Plantearnos lo que
pueda ocurrir de un modo productivo, es decir, disponiendo de un amplio abanico
de respuestas ante las posibles situaciones inesperadas que puedan surgir puede
ayudarnos a reducir la intensidad del temor escénico hasta un punto manejable y
productivo, esto es, que nos ayude a responder adecuadamente ante dichos
inconvenientes que puedan generarnos inseguridad recurriendo a dichas
estrategias previamente consideradas.
4.º Conocer con claridad qué objetivos
deseamos alcanzar con nuestra intervención y, una vez identificados, focalizar
nuestras energías en su consecución: al establecer claramente nuestras metas a
conseguir, logramos dirigir nuestra concentración al fin que perseguimos
alcanzar, reduciendo de este modo la dispersión mental propia de no saber hacia
qué dirección centrar nuestras fuerzas y, en consecuencia, las preocupaciones
propias del temor escénico al verse subordinadas a la ejecución de un plan de
acción definido y establecido.
5.º Estudiar en profundidad el exordio y el
epílogo: resulta de gran utilidad memorizar las fórmulas que empleemos a modo de
exordio y de epílogo, lo cual posibilitará que nuestra intervención inicie y
concluya con fluidez. Disponer de antemano de dichas fórmulas y escucharnos a
nosotros mismos comunicarnos con seguridad y claridad en dichos momentos de la
intervención nos aportará confianza para afrontar la intervención con eficacia.
6.º Conocer previamente al auditorio: comprender el estilo de dirección del acto
judicial del juez o tribunal ante el que llevaremos a cabo nuestra intervención
nos permitirá prepararla acorde a éste; por otra parte, los jueces son personas
y, como tales, disponen de virtudes y defectos que pueden influir en la
expresión de dicho estilo. Considerar estas variables de antemano nos permitirá
adecuar nuestro comportamiento en sala con eficacia y, en consecuencia, nos
posibilitará reducir la incertidumbre propia de dicha situación, facilitando la
gestión del temor escénico.
2. El día del juicio-
1.º Respiraciones: en los
momentos previos al juicio, llevar a cabo inhalaciones y espiraciones lentas y
profundas con nuestro diafragma nos posibilitará afrontar la situación temida en
un estado más calmado y relajado. Esto es debido al principio de Inhibición
Recíproca puesto que, tal y como señalamos previamente, en la medida que seamos
capaces de generar una respuesta incompatible (relajación y bienestar) ante la
presencia del estímulo temido (perspectiva de situación ansiógena de juicio)
lograremos contrarrestar la respuesta de temor escénico reduciendo la tensión
hasta un punto gestionable que nos permita trabajar con eficacia. Con el fin de
realizar estas respiraciones adecuadamente, es necesario inhalar lentamente
destinando el aire a la parte baja del tórax, llenando los pulmones y contando
hasta cinco. Retenemos la respiración dos segundos y exhalamos despacio contando
hasta cinco. Aplicaremos esta secuencia de inhalaciones y espiraciones tantas
veces como nos sea necesario.
2.º Beber agua: del mismo modo, beber pequeños
tragos de agua es una estrategia que nos permitirá afrontar la intervención
hidratados, previniendo la aparición de sequedad en la boca propia de una
exposición oral y, a su vez, propiciando sensaciones de calma adicionales.
3.º
Liberar tensiones mediante ejercicio: a causa del temor escénico ante la
expectativa de intervenir en un juicio oral, es habitual sentir una elevada
carga de adrenalina. Por ello resulta recomendable, en la medida en que nos sea
posible, hacer algo de ejercicio cardiovascular la mañana del juicio. En función
de nuestras posibilidades, podríamos hacer una carrera temprano o al menos dar
un paseo de media hora hasta la sede del juzgado. El ejercicio de ligera
intensidad que supone el paseo nos permitirá despejarnos, estirar las piernas y
descargar el excedente de adrenalina que acumulamos.
4.º Visualizar: la
visualización consiste en emplear los recursos de nuestra mente con el fin de
imaginar con el mayor detalle posible la secuencia de conductas que permitirá la
consecución de un logro ante una situación que se producirá en el futuro, siendo
en el caso que nos ocupa el juicio. El mismo día de la intervención (o, a falta
de tiempo, la noche previa) podemos realizar una visualización de la sala de
vistas incluyendo la presencia del Juez, los abogados, procuradores y partes.
Una vez establecidos estos componentes del contexto, nos veremos actuando en un
clima de logro, confianza y convicción a lo largo de las distintas fases del
juicio (interrogatorios, intervenciones ante el Juez y en el informe final),
superando dificultades previsibles tales como la resistencia de la otra parte,
la intervención del testigo durante el interrogatorio, las llamadas de atención
del Juez o la súbita concesión de un tiempo limitado para informar acerca de
nuestras conclusiones. De este modo, estaremos ensayando en nuestra propia mente
tantas veces como deseemos las estrategias a aplicar durante el juicio,
facilitando que a la hora de llevarlas a cabo en la situación real dispongamos
de una sensación de dominio y seguridad respecto a cómo actuar ante las demandas
del contexto, modulando notablemente nuestro temor escénico y propiciando un
desempeño acorde a las circunstancias. En esta estrategia se comprueba la
importancia de conocer de antemano el contexto en el que realizaremos la
intervención puesto que, en la medida en que ya de por sí estemos familiarizados
con éste, nos será más sencillo imaginar la situación lo más acorde posible a la
realidad.
5.º Observa a tu auditorio en acción: llegar a los juzgados una hora
antes del comienzo de nuestra intervención nos posibilitará el privilegio de
acceder a la sala y presenciar un par de juicios. Esto contribuirá a rebajar la
tensión emocional que sentimos ya que nos posibilitará conocer de primera mano
el estilo de trabajo del auditorio ese mismo día y nos reforzará a la hora de
situarnos ante éste cuando llegue el momento. Asimismo, desde la Psicología del
Aprendizaje, podemos destacar que favorecemos el proceso de habituación del
organismo al contexto estimular mediante una exposición continuada al escenario
donde se desarrollará nuestra intervención. Dicha exposición facilitará la
familiarización con los estímulos pertenecientes a dicho contexto, reduciendo la
necesidad de atender a estímulos irrelevantes y dirigiendo nuestra atención a
los relevantes, propiciando en consecuencia la modulación de nuestro estado de
activación inicial a un nivel óptimo de desempeño.
6.º Aceptación de nuestros
pensamientos negativos y cesión de espacio a expectativas positivas: el temor
escénico puede propiciar la aparición de pensamientos negativos (me quedaré en
blanco, se van a reír de mí, no estoy preparado…) que repercuten notablemente en
nuestra experiencia emocional y fisiológica. Aceptar la presencia de dichos
pensamientos por lo que son, simplemente pensamientos, evitando de este modo
concederles una credibilidad absoluta, nos permitirá no sólo reducir su
influencia en nuestro estado anímico y fisiológico, sino a su vez ceder espacio
a pensamientos positivos y realistas (estoy preparado, puedo hacerlo, lo he
trabajado mucho…) cultivando un estado mental centrado a la consecución de
nuestros objetivos.
3. Durante la intervención
1.º La postura corporal: nos
sentaremos cuidadosamente en nuestro puesto, sin dejarnos caer con desgana o
transmitiendo cansancio. Una vez posicionados nuestros utensilios, procederemos
a mantener una postura corporal erguida, ligeramente inclinada hacia delante,
prescindiendo de la rigidez que conduce a una impresión de exagerada afectación
o impostura; somos nosotros los que dominamos al cuerpo, no éste a nosotros. La
mejor indicación de que nuestra postura es la adecuada podremos observarla en
que nos genera un estado de relajación libre de tensiones innecesarias derivadas
de posturas incorrectas, lo cual nos aportará mayor confianza y seguridad. A lo
largo de la exposición oral, debemos utilizar los movimientos de nuestro cuerpo
de manera que capten el interés y la atención del auditorio. Con dicho fin,
procuraremos emplear movimientos corporales acordes al mensaje que deseamos
transmitir y que acompañen a los giros de nuestro alegato, procurando siempre
una leve inclinación hacia delante.
2.º Respirar profundamente: la respiración
consciente no es sólo de utilidad en los momentos previos al juicio, podemos
hacer uso de ésta justo antes de intervenir. Para ello, resulta conveniente
llenar los pulmones de aire y retener la respiración durante diez segundos. A
continuación, procederemos a expulsar el aire en tres tandas separadas entre sí
por un segundo y después vaciaremos todo el aire de los pulmones. Así, por el
principio de Inhibición Recíproca previamente expuesto, lograremos modular
adecuadamente la ansiedad anticipatoria.
3.º Ritmo pausado al comenzar: iniciar
nuestra intervención expresando nuestro exordio preparado de antemano con un
ritmo tranquilo y pausado nos posibilitará percibir con claridad nuestro
mensaje, ganar confianza para ir entrando en la materia y poder adecuarnos al
ritmo que nos requieran las circunstancias que tomen lugar. Comenzar la
intervención a un ritmo acelerado implica, sin duda, una vía rápida al fracaso
comunicativo.
4.º Evitar acelerarnos: la tensión de la situación de juicio puede
conducir a que nos aceleremos en nuestra exposición al sentir que perdemos el
control de lo que decimos y en consecuencia tratemos de finalizar cuanto antes.
No obstante, independientemente de cómo puede verse afectada la credibilidad de
nuestro discurso al verse expresado aceleradamente, a un nivel fisiológico
caeremos en un círculo vicioso en el que la adrenalina continuará creciendo y
con ello los síntomas perjudiciales propios del temor escénico. En base a este
hecho, hemos de buscar un ritmo en equilibrio con las necesidades de nuestro
discurso, sin prisa pero sin pausa.
5.º Nunca declarar que nos encontramos
nerviosos: si bien resulta esperable en base a la tradición comunicar a quien
dirige el juicio que es la primera vez que intervenimos en sala, este hecho no
nos autoriza para transmitir que nos encontramos nerviosos o, peor aún, pedir
disculpas de antemano por ello, puesto que dichas expresiones, más que generar
compasión o comprensión hacia el jurista novel, pueden provocar suspicacia
respecto a las capacidades y cualidades del profesional. Si esto sucediera, el
tribunal podría llegar a pensar: ¿por qué se ha decidido a defender a su cliente
si no se encuentra plenamente preparado para ello? Tal y como nos decía Quevedo:
«Siempre se ha de conservar el temor, mas jamás se debe mostrar.»
III.
Conclusión
La aplicación de estas estrategias conductuales con el objetivo de
superar el temor escénico no deben ser tomadas desde una perspectiva maniqueísta
o dogmática. Tal y como sucede con habilidades entrenables como la asertividad,
ejecutarlas pormenorizadamente no tiene por qué necesariamente asegurarnos el
éxito de nuestra intervención en sala. No obstante, sin duda propiciarán el
afrontamiento efectivo del temor escénico al posibilitar la modulación de la
emoción oratoria experimentada, facilitando en consecuencia el correcto
desempeño de nuestra labor. Asimismo, cada orador deberá elegir aquellas
técnicas que le resulten de mayor utilidad y se adapten a sus necesidades
idiosincrásicas (Óscar F. León, 2016). Por último, cabe aclarar que dichas
estrategias deben ser ampliamente practicadas y extendidas a otras situaciones
diarias si deseamos aprender a gestionar de forma efectiva el temor escénico en
situación de juicio (Mora y Saritama, 2019). Podemos, por ejemplo, practicar la
postura, el ritmo de la voz y la respiración ante grupos pequeños de personas,
ya sean estos amigos, familiares o compañeros de trabajo. A su vez, podemos
comenzar a ejercitar la visualización en situaciones del día a día, tales como
el ejercicio físico o la realización de tareas domésticas. En caso de que el
temor escénico experimentado se resista a ceder pese a la puesta en práctica de
dichas estrategias, puede resultar conveniente solicitar ayuda profesional a
psicólogos sanitarios especializados en el tratamiento de fobias que podrán
acompañarnos en la gestión de nuestros pensamientos, emociones y sensaciones
ante situaciones temidas como la que hemos planteado a lo largo de esta
publicación, posibilitando el aprendizaje de una serie de herramientas internas
que nos permitan gestionar adecuadamente la inevitable aparición de la emoción
oratoria en el ejercicio de las profesiones legales.
IV. Referencias
Galán, M.
F. (2020) El abogado y el temor escénico: una perspectiva psicológica (I).
Instituto de Salud Mental de la Abogacía. Recuperado de
https://saludmentalabogacia.org/el-abogado-y-el-temor-escenico-una-perspectiva-psicologica-i/.
Jangir, S. K., & Govinda, R. B. (2018). Efficacy of behaviour modification
techniques to reduce stage fright: A study. Indian Journal of Positive
Psychology, 9(1), 126-129. León, O. F. (2016). El abogado ante el temor escénico
en juicio. Diario La Ley (8888), 1. Mora, I. V., & Saritama, E. Q. (2019). Miedo
escénico y la superación psicológica en estudiantes universitarios. Psicología
Unemi, 2(4), 39-49.
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